miércoles, 23 de septiembre de 2009

Estado crítico

"Los críticos pueden ser tus mejores amigos. No leo críticas de mi trabajo sólo porque cuando son malas es duro, y cuando son buenas no son lo suficientemente buenas". Kevin Bacon

Por más sencillo que parezca sentarse frente a un televisor, una pantalla de cine o un reproductor de discos y escribir una crítica al respecto esto no es así. Críticos, comentaristas y columnistas abundan en todos los medios. Su trabajo es necesario. El público está avido de opiniones frente a lo que le interesa y no se conforma únicamente con una entrega de datos. Pero un crítico, apenas publica su texto, se convierte de inmediato en blanco de otras críticas. Y así sucesivamente.

Y el comentario de espectáculos en medios escritos tiene una doble complicación. A diferencia de las opiniones sobre economía o política, por citar sólo dos ejemplos, un periodista de espectáculos que escribe sobre televisión ve constantemente cómo su trabajo coincide con el del medio criticado. Los canales de TV entretienen, informan y -ocasionalmente- educan. Las secciones de espectáculos de los periódicos también cumplen con dos de estas funciones.

Y es por esto que resulta particularmente grato leer buenas críticas de televisión, textos en los que un periodista hace caso omiso a las presiones, se olvida que su medio se ganará la reprimenda del programa o canal criticado, se despreocupa de las entrevistas que eventualmente dejará de recibir producto de sus palabras y se lanza -con buena pluma, ideas claras y ejemplos válidos- a desmenuzar un producto televisivo.

Y no estamos hablando de Larry Moe en LUN (antojadizo, barrero y más anecdótico que profundo) o las dudosas críticas "especializadas" de Terra sino más bien de varios textos firmados en La Tercera, El Mercurio e incluso revista Caras.

Tres de los mejores ejemplos han sido publicados a lo largo de septiembre. Firmados por Cristina Alzate (La Tercera), Francisco Aravena (Wikén) y Rodrigo Munizaga (La Tercera) han opinado sobre la nocturna "Dónde está Elisa," el farandulero "Mira quién habla" y la flamante vespertina "Los ángeles de Estela", respectivamente.

Pero, ¿qué los diferencia de otras críticas sobre los mismos programas? Aquí hay ideas propias, comparaciones con programas extranjeros (Alzate sabe que la muerte de un protagonista no es la gran novedad), conocimiento de lo que ocurre tras la pantalla (Munizaga sabe cómo se gestó la nusva teleserie vespertina de TVN) y opiniones valientes (Aravena logra rescatar cosas buenas del siempre vapuleado "SQP").

Y hay más. Porque es fácil hacer una crítica apoyada en los informes de rating. Es populista decir que los programas con altas audiencias son buenos y los demás no. Es como ser candidato presidencial y anunciar medidas previa encuesta de su propio centro de estudios. Eso es decir lo que la gente quiere escuchar.

Y ahí está el mérito de las críticas que hoy destacamos en estas líneas. No importa que un programa doble a su competencia: aún así puede ser un bodrio. O vice versa.

El lema de ODM habla de errores, aciertos y verdades. Mucho hemos escrito de erratas, chascarros y realidades algo ocultas. Vengan aquí entonces pequeñas palmaditas en la espalda.

2 comentarios:

  1. ¿Y cuándo ODM se referirá a los medios de comunicación dirigidos a la mujer? Ese análisis me interesa mucho más que éste :P.

    Les doy dos pistas para empezar: Punto Mujer de Emol y Zancada. Estaré atenta.

    Gracias.

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  2. En esta publicación tambien hay problemas de tipeo...

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