Esa rubia credibilidad 3: Consuelo Saavedra

Por más que algunos especulen: no. Este no es un espacio presentado por TVN. El hecho de que las dos columnas anteriores de Esa rubia credibilidad también hayan sido dedicadas a figuras de TVN (Mónica Rincón y Monserrat Álvarez) es meramente circunstancial. Ya vendrán palabras dedicadas a periodistas de otros medios.

El premio de CONSUELO

Por José Miguel Villouta

Hay cierto tipo de hombres que idolatran a Cher, Judy Garland o Liza Minelli. Lo mío ha sido siempre Consuelo Saavedra.

Desde el primer dia que la vi en persona cuando a los 17 años iba entrando a las oficinas de Zona de Contacto y ahí estaba: estilizada y sentada sobre un escritorio con las piernas cruzadas mientras hablaba con vehemencia sobre cualquier cosa que se hubiera discutido a comienzos de los 90’s. Eran varias cosas las que pasaban entonces y Consuelo dejaba con la boca cerrada a Valenzuela, a Bianchi y a Fuguet.

Susan Sontag dice que lo más hermoso en una mujer femenina es algo masculino y en este caso es una dureza que se ve en bruto cuando está argumentando sobre algún tema que no sea personal y que se esfuma inmediatamente cuando se inclina para prender un cigarro.

Desde chico nunca pude sacarle los ojos de encima. Es totalmente alfa y de personalidad tipo A. Siendo todavía niña creó El Pulso en Canal 2, un noticiero de dos pesos que la puso inmediatamente en el mapa por ser la primera que no leía noticias, sino que –como no tenía teleprompter– las “explicaba” en un fondo blanco, vestida con un body negro incrustado con botones gigantes y en la mano un lápiz Parker con estampado de vaca. Ella ha tenido siempre eso de transformar la inteligencia en estilo, algo totalmente opuesto al resto de las mujeres anclas de hoy que son –en sus mejores momentos– versiones ghetto de la princesa Letizia.

Consuelo es la Rubia Credibilidad original. Onetto, Sangroniz, Álvarez, etc, todas la reemplazaron en El Pulso esforzándose por dar con un perfil que Saavedra había creado para sí misma. Para mí, ninguna ha superado la vara que les deja siempre bien arriba debido a que no pierde energías en andar demostrando algo que es: una mujer de ideas propias y librepensadora. Mientras el resto de rucias se hacían las alternativas/cuenta-joven trabajando para canales ultra conservadores, The Clinic publicaba una carta firmada por ella y escrita de manera voluntaria donde defendía el derecho de los gays a ser padres y formar una familia. Era una carta que ocupaba una página completa.

Consuelo es buena. Uno la podrá ver –disculpen la expresión– puteando germánicamente a un periodista porque está sacando la vuelta pero es la primera en chasquear los dedos y hablarle con la frente en alto a su jefe si es que estos se han acobardado al momento de no defender a algún trabajador de bajo grado. En esta selva de contenidos informativos, Saavedra es una mujer amazona. En Canal 2 tenía esta especie de cliqué femenino con Paula Recart, Alejandra Parada y otras. Todas llegaron lejos y yo estoy seguro de que fue gracias a su liderazgo positivo. En esa época, caminaban todas juntas para todos lados, y parecía que lo hacían a lo Tarantino: en cámara lenta y con Consuelo al frente, aun así fueran desordenadas y con Consuelo a la cola.

Podría pasar horas hablando de ella llegando apurada en su escarabajo rojo semi destartalado y con una rosa de papel crepé en el parabrisas, de ella enviando su programa de radio desde Boston por e-mail y grabado en su computador en una época en que la gente no tenía ni Messenger, de ella a la que un metrosexual le rompió el corazón para terminar luego reconstruyendo su vida –literalmente– a dos cuadras junto a un tipo que no cabe duda trapea el piso por ella y con el que se desvela viendo The West Wing en DVD. No es un cuento de hadas, es lo que alguien logra cuando decide no irse por el camino de lo fácil y lo mediocre.

Hay sólo una cosa que no me ha gustado de ella, esa decisión “correcta” de no hacer entrevistas políticas por ver un conflicto de interés ya que su marido fue ministro de hacienda. Andrea Mitchell está casada con Alan Greenspan y cuando uno la ve en MSNBC, se entiende de dónde viene la información que entrega. Pero estamos en Chile, donde la cueca se tiene que bailar perfecta para darle en el gusto al profe y se tiene que hablar sólo con las palabras que autoriza la RAE, lo que es una pena porque los fans de Consuelo nos hemos tenido que quedar todo este tiempo con cuello, sobretodo porque jamás hemos confiado en ella por ser objetiva (algo que no requiere de mucho trabajo) sino que su credibilidad se debe a que es indiscutiblemente íntegra.